La Plaza del Dos de Mayo es actualmente el centro del barrio de Malasaña. Es un lugar lleno de terrazas, bares, donde los perros y los niños juegan, todo ello en un ambiente alternativo. Pero, ¿por qué precisamente esta plaza tiene atribuida tan señalada fecha como nombre?
Pongámonos en contexto. En aquella jornada el pueblo de Madrid se alzó en armas contra los franceses. Se combatió por toda la ciudad desde que salió el sol, prácticamente hasta que se puso. Pero el último centro de combates, el lugar con más muertos, y con más organización por parte de los sublevados, fue el parque de artillería de Monteleón.
En Madrid, en aquella jornada, había una guarnición de 3.500 soldados españoles que se pasaron el día… ¡acuartelados sin mover un dedo por el pueblo madrileño! Claro, “para evitar altercados con las tropas francesas”. Eso sí, no todos. Hubo dos tenientes que organizaron el único intento de apoyo por parte del ejército a los insurgentes. Fueron los tenientes Daoíz, sevillano de 41 años, y el cántabro Velarde, de 28.
Mientras Pedro Velarde era mucho más exaltado, Luis Daoíz era el ejemplo del perfecto militar que cumplía órdenes de sus superiores. Él era quien estaba al mando de Monteleón en aquella jornada. A Daoíz se le había intentado tentar sin éxito en más de una ocasión para que se uniese a los opositores de Napoleón, pero justo el día anterior, había estado a punto de tener un duelo con otro oficial francés, así que Daoíz estaba también con la sangre caliente. Finalmente, Velarde logró convencer a Daoíz, y reforzados con unos soldados venidos con el teniente Ruiz, menos de un centenar en total, desarmaron a los guardias franceses, sacaron los cañones a la calle, dieron armas al pueblo, y el resto os podréis hacer una idea. Este cuadro de Joaquín Sorolla puede resultar ilustrativo.
Se organizaron posiciones de tiro por las calles aledañas, se dotaron los cañones tratando de darles cobertura, se dividió a los oficiales para que dirigiesen al pueblo, y durante casi cuatro horas, aquello se convirtió en un infierno. Se calcula que unos 200 paisanos llegaron a unirse a los militares sublevados, mientras que las tropas napoleónicas al mando del general Lagrange llegaron a concentrar a 2.000 soldados tan sólo en una carga.
Finalmente, el marqués de San Simón pidió permiso a los franceses para acercarse a los defensores del parque, exigir su rendición, y terminar con aquel sinsentido. Mientras se rendían, el general Lagrange apuntó a Daoíz con su sable llamándole traidor. Daoíz, que entendía el francés perfectamente, se levantó y ensartó al general con su sable. Mientras los franceses ponían a salvo a su general, los granaderos cargaron y los últimos defensores murieron. Velarde murió de un disparo en el acto, Daoíz lo hizo en la calle del Tesoro horas más tarde cosido a bayonetazos, y el teniente Jacinto Ruiz moriría meses más tarde por sus heridas.
¿Por qué se llama así la Plaza del Dos de Mayo? Pues porque ahí era justo donde se situaba la entrada del Parque de Artillería de Monteleón. En el centro tenemos unas estatuas de los héroes de la jornada, Daoíz y Velarde, y el arco de detrás es la puerta del parque de artillería, restaurada en 1869. El teniente Ruiz tiene su propia estatua, realizada ni más ni menos que por Benlliure, en la Plaza del Rey, muy cerquita de la parada de Banco de España en la calle Alcalá.
Cualquiera diría que todo esto sucedió en esta plaza, tan animada de día por familias y transeúntes, y por la noche llena de ambiente festivo. ¿Qué madrileño no ha oído eso de, quedamos en la “dosde”? ¡Por suerte los tiempos cambian!
El día más importante para la Ciudad de Madrid dio nacimiento a muchos héroes como los que hemos visto, pero también los hubo populares, como fue el caso de Malasaña que fue la joven que se enfrentó a los franceses y que es la que hoy da nombre al madrileño barrio en el que se encuentra la Plaza del Dos de Mayo. Si quieres conocer su historia consulta nuestro post sobre Manuela Malasaña y si quieres saberlo todo sobre el Dos de Mayo, ¡Ven y súmate a nuestros Free Tour Madrid de los Austrias!