La Alegoría de la Villa de Madrid de Goya refleja con sus cambios pictóricos la evolución de la convulsa España del S XIX que fue primero invadida por Napoleón, después recuperada por un Rey que pasaría de ser «El Deseado» al «Felón» y que acabará, tras su muerte, constituida en un Estado Liberal.
El Museo de la Historia de Madrid, ubicado en la calle Fuencarral de nuestra ciudad, alberga una importante colección que se encarga de narrar la historia de la villa desde que fue elegida por Felipe II como capital del imperio, hasta la reciente restauración de la monarquía borbónica en el siglo XX. A pesar de ser un museo desconocido para muchos, su importancia es enorme.
Entre todas sus obras, en la sección dedicada al Madrid de José I y Fernando VII, descaca una: La Alegoría de la Villa de Madrid de Francisco de Goya. Es una obra que parece un homenaje a la villa y al heroico levantamiento contra los franceses producido el 2 de mayo de 1808. Pero la verdad es que esta pintura tiene una curiosa historia externa, pues ha sufrido varias modificaciones, condicionadas por el turbulento periodo político que le tocó vivir.
Cuando España es invadida por Napoleón en 1808, el nuevo ayuntamiento francés encarga al mejor pintor de la época un retrato oficial del nuevo rey, José Bonaparte como manera de exaltación, para lo cual se eligió nada más y nada menos que al mismísimo Francisco de Goya y Luciente. Sin embargo, la decepción que Goya sintió con respecto a la invasión del país vecino, le llevan a rebelarse de nuevo a través de sus pinceles y haciendo uso libre de ellos, lo que pinta finalmente es a una matrona como símbolo alegórico del pueblo y su levantamiento, y José I quedará representado en el cuadro, pero en un segundo plano, dentro del medallón en el que hoy se lee Dos de Mayo. De esta forma Goya encontró la forma de desobedecer las órdenes de un monarca intruso, para lo cual utilizará como excusa, que no tenía ni idea de cómo era este rey, pues no le había podido retratar en persona por estar ausente al encontrarse de campaña en Andalucía.
Poco iba a durar así el cuadro. Las dificultades históricas de este periodo de la Guerra de Independencia llevan a modificarlo. Ante las victorias que iban consiguiendo los españoles, José Bonaparte tiene que abandonar la capital y en 1812 se borra su retrato del cuadro y se coloca encima la palabra Constitución, como homenaje a la recién promulgada en Cádiz. Goya, de pensamiento constitucional, realizó esta modificación encantado. Sin embargo, a finales de ese mismo año, los franceses entran de nuevo en la capital y se descubre la figura de José I en la alegoría. Pero Goya, harto de tanta modificación, contó con la ayuda de un discípulo para descubrir el retrato del rey francés, porque no quería verse de nuevo implicado.
Sin embargo, en 1813, la victoria definitiva sobre los franceses hará que el cuadro vuelva a llevar la palabra Constitución como símbolo del triunfo del liberalismo. Pero poco duraría esta alegría con la llegada en 1814 de Fernando VII “el Deseado”, quien destruye los avances conseguidos en el terreno político para volver a imponer el absolutismo en España. Es por eso que no le gustó la inscripción de Constitución en la alegoría, pero valoró mucho la obra de Goya, pues en lugar de destruirla como había hecho con el liberalismo, se queda con ella mandándola modificar, y poniendo en el medallón un retrato suyo.
Después tomará medidas contra Goya, pues le acusará de haber aceptado del gobierno intruso el encargo de retratar a José I en la alegoría de la villa de Madrid.
Como venganza, Goya retrata a Fernando VII de una manera caricaturesca, poco parecida al real, es por eso que se le ordena a Vicente López, pintor en la corte que sustituyó a Goya, que lo mejore.
Sin embargo, Fernando VII no dura toda la vida y tras su muerte, su propia hija Isabel II decide borrar en 1843 el retrato de su padre de la alegoría para sustituirlo por la inscripción Libro de la Constitución, en una época en la que el liberalismo había ganado la batalla al absolutismo.
La última modificación del retrato se produce en 1872 bajo el breve reinado de otro monarca extranjero, Amadeo de Saboya y el por entonces alcalde liberal de Madrid, el marqués de Sardoal, curioso por saber lo que había debajo del medallón, quiere devolverle su aspecto original, pero ya estaba muy deteriorado por lo que se decide poner la inscripción que hoy día vemos: Dos de Mayo, como homenaje a los héroes del levantamiento y como hecho histórico neutral para evitar nuevas modificaciones del cuadro, pues a pesar de las diferencias entre liberales y absolutistas que provocaron tensiones en el siglo XIX, el mito del dos de mayo uniría a ambas tendencias con el objetivo de recuperar la patria perdida a manos de los franceses.
Con esta paradoja acaban las manipulaciones que se realizan en el medallón de la alegoría, reflejando un acontecimiento que ensalza el levantamiento contra los franceses que vino de la mano de un monarca francés que había ocupado el medallón en primer lugar.
Así se cumple el objetivo original de Goya, el de rendir homenaje al pueblo, y la importancia de que esta obra se conserve en un Museo para el disfrute de todos, es por eso que con estas líneas animo a que se visite este desconocido y solitario museo que tan bien narra la historia de nuestra ciudad.
Y con este recorrido de la mano del Gran Goya y de su alegoría de la Villa de Madrid por la España del S XIX y sus cambios de gobiernos e invasiones esperamos haberos abierto el apetito para saber un poco más de la España y del Madrid de este convulso siglo. Si quieres saber un poquito más sobre ellos, pisando y recorriendo la historia en los lugares en los que se iniciaron y decidieron estas batallas y cambios, no lo dudes. ¡Apúntate a uno de nuestros Free Tour Madrid y Descubre el Madrid más lleno de Historia e Historias!