El Guernica de Pablo Ruiz Picasso es una obra que surge para expresar la barberie y el terror de la Guerra Civil que sacudió a España entre 1936 y 1939 y que con el paso del tiempo se ha convertido en un símbolo a nivel mundial del dolor y la masacre que provocan los conflictos bélicos.
En Madrid, frente a la estación de trenes de Atocha, encontramos un importantísimo museo dedicado al arte contemporáneo, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Conocido mundialmente por albergar entre sus cuatro paredes una obra maestra con reconocimiento internacional, el mejor documento gráfico que expresa sin palabras el dolor y la tragedia del periodo más triste de nuestra historia reciente, la Guerra Civil. Una obra que puede hacer revivir esta etapa a cualquiera que la admire, sin necesidad de haberla vivido de cerca. Esta obra es el Guernica del artista malagueño Pablo Ruiz Picasso.
Son miles los visitantes que cada día se acercan a contemplar esta obra de grandes dimensiones (3x7m) y que se sumergen en un mundo de horror en la sala 206 del Museo.
Nace como encargo del gobierno de la Segunda República española durante el periodo de la Guerra Civil, en 1937. La obra encargada a Picasso se expondría en el Pabellón dedicado a España en la Exposición Internacional de París celebrada ese mismo año. El objetivo era la difusión, a través del arte, del horror que estaba viviendo la sociedad española en aquellos años de guerra entre hermanos.
Parece ser que Picasso estaba pasando una etapa de crisis en lo que a su inspiración se refiere, estuvo meses sin abordar el proyecto, pero rápidamente encontró un tema para su obra cuando, desgraciadamente, recibe la noticia de los bombardeos efectuados el 26 de abril de 1937 por la Legión Condor alemana sobre la villa vasca de Guernica. Eran enviados del III Reich para ayudar a las tropas del general y posteriormente dictador Francisco Franco. El ataque aéreo que duró unas 4 horas, acabó con la vida de más de 120 personas y la destrucción completa de la ciudad. A pesar de sus grandes dimensiones, Picasso culmina su obra en tan solo 7 semanas.
El Comandante de dicha legión fue el teniente coronel Wolfram von Richthofen, primo del aviador de la Primera Guerra Mundial, Manfred von Richthofen, conocido como el Barón Rojo, quien reconocería también la crueldad del bombardeo.
Se cuenta que en pleno proceso creativo en su estudio de París, oficiales de la Gestapo llamaron a su puerta y al ver la magnífica obra y el horror que de ella se desprendía le preguntaron si él había hecho eso, a lo que Picasso les respondió, lleno de asco, que ESO lo habían hecho ellos, los nazis.
Picasso nunca quiso dar una interpretación sobre su obra para dejar que fuera una interpretación universal, y así han surgido muchísimas teorías sobre el simbolismo del cuadro y las intenciones del artista.
Lo que no cabe duda es que el cuadro simboliza la barbarie y el terror producidos por la guerra, que se convertiría en el emblema de los desgarradores conflictos de la sociedad europea de principios del siglo XX, haciendo una premonición del sufrimiento que también provocaría la Segunda Guerra Mundial.
En cuanto al simbolismo de esta obra cubista, encontramos varios elementos dignos de análisis. La obra se divide en dos grupos: el de los animales y el de los seres humanos. En el centro de la composición destaca un caballo que pisotea a un guerrero, símbolo de los regimenes totalitaristas europeos y de la represión de sus dictadores – Franco, Hitler y Mussolini – . El caballo es una alusión muy clara a la muerte, pues su nariz y dientes conforman una calavera.
El guerrero tiene en su mano una espada rota, símbolo de la derrota, y una flor bastante difuminada, que representa la renovación de la vida, lo cual supondría bastante esfuerzo para las victimas.
El Minotauro, figura mitológica mitad toro mitad ser humano, refleja perfectamente la lucha entre lo humano y lo bestial de la guerra, a su vez provocada también por seres humanos.
En el plano de las personas representadas en el cuadro, destaca el protagonismo de las mujeres, pues cuando fue pintado, Picasso mantenía una relación con la artista francesa Dora Maar, cuyo rostro aparece sujetando un candil en el cuadro, reflejo de la poca luz que iluminaba la vida de Picasso y de los españoles en aquel trágico momento.
Sin embargo, el artista estaba casado con otra mujer y esperando un hijo de una tercera. Como alusión a su situación sentimental, también ellas aparecen en el cuadro.
Dora fotografió todo el proceso de creación, dejando un documento bastante importante para la historia del Arte.
Aquellas fotografías de la barbarie recogidas por la prensa, fueron la inspiración de Picasso y el determinante de la ausencia de color en su obra, como símbolo de la oscuridad de aquella terrible etapa de la historia de España.
Desde la fecha de su encargo, en 1937 hasta el día de hoy, han pasado 80 años. Sin embargo, debido al estallido de la Segunda Guerra Mundial en 1939, para evitar cualquier daño que el cuadro pudiera sufrir, Picasso decidió que la pintura se quedara protegida en el MoMA de Nueva York. Además en España la Guerra Civil había sido ganada por las tropas del General Franco, imponiendo una dictadura, por lo que Picasso decidiría que el cuadro no se trasladara a territorio español hasta que se restablecieran las libertades democráticas en España, hecho que no llegaría hasta el final de la dictadura en 1975. Sin embargo, Picasso no vería su obra expuesta en ningún museo español, pues fallece en 1973 y la obra llegó a España en 1981, para ser expuesta primero en el Casón del Buen Retiro, perteneciente al Museo Nacional del Prado, y llevada definitivamente al Renia Sofía en 1992.
Así, las imágenes del sufrimiento que refleja el Guernica expresan una metáfora de los daños sufridos por el cuadro debido a los traslados producidos entre su fecha de creación e instalación en el Museo. Fue necesario enrollarlo y desenrollarlo 90 veces para que fuera contemplado en 30 ciudades de Europa y Estados Unidos antes de descansar en España.
Para celebrar el 80 aniversario de la creación de esta obra, el Museo Reina Sofía le rinde un homenaje mediante una exposición que lleva el nombre de “Piedad y terror en Picasso, El camino del Guernica” que se podrá visitar hasta el 4 de septiembre.
El director de la pinacoteca, Manuel-Borja Villel, calificó la obra como el primer antimonumento de la historia, pues el objetivo con que fue creado no es su admiración, sino la repulsión que consigue hacernos sentir hacia las guerras modernas cuya consecuencia más directa es la muerte en masa.
Con esta exposición se pretende reunir la mayor documentación que tenemos hasta la fecha de la obra, para profundizar en el conocimiento de la misma y en la influencia de la guerra en la obra del artista.
Por todo ello, desde aquí os recomendamos aprovechar la oportunidad que os ofrece el Museo Reina Sofía para comprender su obra más importante, para ver como desde entonces la guerra cambió la visión del artista y para sentir como el corazón se estremece al contemplar la obra maestra que mejor ha dejado expresada la barbarie de la guerra.
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